Teror: su Chorizo, su Queso y Un Encuentro

Comienzo el relato de mi semana de vacaciones en Gran Canaria por el final, es decir por el último día que estuve allí (el domingo 15). ¿Por qué? porque hay un motivo de peso ¿Cuál? Conocer a dos personas muy queridas en estos mundos blogueros, Irmina y Mónica.Por qué será que al conocer en carne y hueso a personas con las que mantienes una relación cibernética, te sorprenden muy gratamente. El tiempo parece que corre en tu contra y decide ir más rápido de lo normal… cuestiones sin respuesta y que guardan una magia especial. El tiempo sigue siendo el mismo pero ya se sabe, cuando se está en buena compañía parece que vuela. El encanto de estas dos mujeres traspasa las barreras de lo virtual para pasar a lo humano. Pero empezemos por el principio. Encuentro con Irmina en Las Palmas de Gran Canaria. Nos trasladamos hasta Teror. Pueblito encantador, con unas calles adoquinadas que invitan al paseo, unos balcones (Canarios, claro está) preciosos y coloridos. Abarrotado de gente, ya que el domingo es día de Mercado (¡genial! aprovechemos para hacer compras). El trayecto ¡corto! con esas carreteras que se gasta el norte de la isla! pues si, se hizo corto y es que Irmina y yo no paramos de hablar y de hablar. Segundo encuentro, Mónica. Comenzamos visitando el mercado. Gracias a Mónica entramos en una tiendita donde había miles de cosas a cada cual màs bonita (más compras). El tiempo pasa tan rápido que no nos damos casi ni cuenta de que ya nos tenemos que marchar para coger el barco de vuelta a Tenerife. Esas horitas valen millones y estas mujeres su peso en oro.

Creo que a estas alturas sobran las presentaciones pero por si acaso… Irmina, Mónica y yo (de izquierda a derecha):