Os voy a contar la historia con este bizcocho. Según se lo ví a Carmen me resultó muy tentador. Tras leer los ingredientes y ver que llevaba tan poca maicena (que no harina) me quedé un tanto sorprendida. Me fui a los comentarios ya que Carmen seguía manteniendo la receta con esa medida, para ver si había habido alguna modificación o recomendación. Carmen se reafirmaba en que eran necesario tan solo 15 grms de maicena. No pude esperar a hacerlo y ver cual era mi resultado.
El agua de rosas también me llamó mucho la atención y, como tengo un botecito en casa, me animó todavía más a hacer la receta. Agua de rosas que también emplee en los Melocotones en almíbar de rosas para WK.
Según se iba horneando veía como el bizcocho iba cogiendo cuerpo y subía ¡bien! y cuando lo saqué estaba bien alto y majo. Pero al cabo de 20 minutos se había desinchado… No entendí por qué, parecía un soufflé… El caso es que al verlo tan flojo pensé que algo había hecho mal y que debía de tirarlo. Pero antes de hacer esto me dije, prúebalo quizá este rico. Y vaya que si lo estaba tanto que lo quiero compartir con tod@s vosotr@s. No os fijéis mucho en la presencia del bizcocho porque el sabor supera todo lo que aquí podáis ver.
Ingredientes:
– 3 huevos.
– 250 ml de yogurt natural (dos yogures).
– 15 grms de maizena.
– 50 grms de azúcar.
– 3 cucharadas de agua de rosas.
– Ralladura de 1 limón.
– Una pizca de sal.
Preparación:
Precalentar el horno a 180º, con calor arriba y abajo. Preparar el molde que vayais a utilizar con mantequilla y harina (yo he utilizado un molde de 18cm). Batiremos las claras a punto de nieve con una pizca de sal. Mezclaremos bien el resto de ingredientes y la ralladura del limón. Con cuidado iremos añadiendo a esta mezcla las claras montadas. Rellenaremos el molde y hornear unos 25 minutos a la altura media del horno.Comprobar si está hecho cuando lo pinchemos y el palillo salga limpio. Si vemos que aún no está cocido, pero ya está dorado, tapar con papelde aluminio y hornear 5 minutos más. Dejar enfriar en el molde y con cuidado desmoldaremos sobre el plato de servir.
Finalmente lo podemos decorar espolvoreando azúcar glass justo en el momento de llevarlo a la mesa.
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