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Y llegó el tan esperado 8 de Febrero, el día de la quedada, del encuentro, de poner cara a esos nicks… el resultado muy positivo.
El tiempo, dentro de lo que cabe, nos dió una tregua y aunque pasamos un poco de frío no hubo ni viento ni lluvia (muy a tener en cuenta porque dos días antes parecía que nos caía el diluvio universal).
El ambiente muy distendido, entrañable y cercano. Parecía que nos conociéramos de hace tiempo, pese a que todos íbamos con ese gusanillo en la tripita de a ver como sale esto… hablamos de muchísimas cosas pero aún así se nos quedaron bastantes en el tintero, esto queda pendiente para la próxima. Un placer conocer a gente tan agradable, simpática, dicharachera, divertida, animada y que además comparte la misma aficción.
Mi mas sincera enhorabuena y agradecimiento por la organización del encuentro a Mari, Vanesa y Jonay, todo perfecto; guardaron hasta el más mínimo detalle.
¿Qué mejor manera de pasar un domingo que compartiéndolo con gente tan estupenda como Bea, Vanesa, María José, Jonay, Mari, Iciar y Lourdes? gracias a todos por el día tan maravilloso que compartimos.
Agradecer también la gran paella que nos preparó Pedro (marido de Mary) tan servicial y atento. ¡Ah! por cierto se me olvidó decir que cocinaron los hombres, si, si, si como lo leeis no nos dejaron hacer nada. Pedro tu paella te quedó deliciosa (ahora ya puedo decirlo ¿no?) de rechupete. Todo lo que había sobre la mesa riquísimo ensalada, empanada, quesos varios, tortilla… tuvimos la gran suerte de probar un pan delicioso de centeno hecho por Iciar (mira que yo no soy de miga, es lo que siempre aparto, pues me comí todo). ¿Y qué decir de los postres? la paella era una excusa para degustar los postres esa tarta riquísima de calabaza de Mary y ese jugoso bizcochito de vino de Vanesa, yo con mi humilde coca de calabaza al lado de estos dos maravillosos bocados (ups). Me puse morada con los dulces.
Pero creo que lo que mejor no supo fue la compañía. No nos queda más remedio que repetir.